28 abril 2007

yo: el mejor amigo del hombre

Allí estaba yo, sentado en la misma posición que cuando empecé a imaginarme todo esto. Estaba abstraído completamente. Un perro enfrente de mí, me miraba curioso ladeando ligeramente la cabeza hacia un lado, una estampa de lo más graciosa; no pude por menos que reírme. Aquel perro era mi hijo, me lo decía su mirada, su impaciente espera, su rabito nervioso… “¡Qué alegría!, ¿eres tu perrito mío?, ¿eres tú...?”
De repente, alguien llamó a mi perrito, pero éste no hizo el más mínimo gesto de atender a la llamada, lo que hizo que aquella voz, se fuera acercando cada vez más hasta el banco dónde nos encontrábamos. El caso es que no supe de quién se trataba hasta que no estuvo ya junto al perro un buen rato; yo no podía apartar la vista de aquel perro, estaba completamente hipnotizado por él, por su historia común a la mía, por todo aquel extraño momento.

- ¡Lenon, aquí, ven, toma…! - silbido cutre -.

Lenon no hacía el más mínimo gesto; esa voz me resultó familiar… Seguía mirándome, esta vez, con la cabeza hacia el otro lado – sus orejas apuntaban alto -. La verdad que yo, seguía atontado con aquella mirada. No me había molestado ni en responder a las circunstancias e intercambiar algunas palabras incómodas con aquel desconocido que sólo exigía la atención de su perrito – qué guapo era el perro, dios - .
Por fin volví a la realidad: el perro seguía mirándome con su mirada más fiel ( o eso me gustó pensar en aquel momento ), pero ahora sentía la necesidad de soltar alguna disculpa tonta para no incomodar más a aquel pobre hombre que no tenía nada que ver conmigo – o eso pensaba yo entonces; hasta que levanté la mirada… -.

“No puede ser” (fue la primera tontería que se me ocurrió). ¡Aquel desconocido plantado detrás del perro era yo!, todo se revolvió de repente como en una turmix. De pronto, me vi trasladado al cuerpo de esa persona, ¡a mi cuerpo joder, porque era yo! “A quién se lo cuente no se lo cree” (segunda tontería que me pasó por la cabeza). Ahora me encontraba en una situación muy rara: mi perro – porque en aquel punto ya sabía yo que Lenon era mi propio perro - , sentado enfrente mía, fijaba la mirada en aquel banco. Sonreí al darme cuenta de la situación en la que me encontraba.
¿Qué pensaríais vosotros?, ¿qué pensaríais de aquella persona, es decir, de mi, si supierais que en aquel momento, estaba convencido de que mi perro me observaba sólo a mi. ¿Me estaré volviendo loco?, es posible. De hecho ahora mismo estoy hablando solo. Ya no para vosotros, sino para mi mismo; y es que, en ESTE mismo momento, ESTOY convencido de que ni siquiera tengo un hijo… Ya me gustaría…

16 comentarios:

Chuzz dijo...

Curiosa historieta con lejanas referencias Frasierescas...

Saludos

Anónimo dijo...

un perro puede ser mejor que un hijo,,,

esta noche fiesta, jejee

besitos

Elías dijo...

Chuso, gracias por tu comentario. ¿Me puedes explicar eso de Frasier...? Soy todavía muy joven :D, pero si te ha recordado a alguien, me gustaría saber de quién se trata.

Hôichi: Tío, yo valoraría más a un hijo que a un perro jejejej ya sé que tu no... :D De momento, ni hijo, ni perro. Y no sé cual de los dos está más lejos.

Anónimo dijo...

Genial texto, aunque solo sea por imaginarme al perro mirandome fijamente con la cabeza ligeramente inclinada hacia un lado.

O de FLANEURETTE dijo...

vaYA RAYada mutiladora....joder, muy acertada, como LA BATidora del diOS AJEnjo muy pero que muy embutido en COLLegeo brutalicio....tendre que leerla una segunda vez, mas alla de la estulticia...

Chuzz dijo...

Elías, en la teleserie Frasier, un jackrussellterrier hacía el papel de perro del padre del psiquiatra Frasier. En la primera temporada era habitual la escena del perro mirando fijamente a Frasier, que se ponía nervioso y terminaba dando inicio a algún monólogo de contenido freudiano... Tu historia, muy curiosa!

Paula dijo...

¿qué pensaría de ti?

De ti, no sé, pero de mí, que vivo con dos gatas que me miran así como describes, continuamente...

no sé que pensar

En fin, las locuras cotidianas

Un abrazo

Elías dijo...

Pelao, tu también me tienes que explicar eso de la batidora del dios ajenjo... :D Bueno, y muchas otras cosas más. Estoy un poco entre mil mares con tu blog. En fin: un saludo!

Chuso muchas gracias. Son curiosos algunos paralelismos. Quién sabe, a lo mejor mi hijo era aquel perro y no éste.

Uf, Paula... Los gatos son más misteriosos. Qué suerte tienes! 1 besito!

Chuzz dijo...

Ayer mismo vi a un hombre decirle a su perro en el parque "ven con papi", y pensé en tí, Elías... jejejee

Elías dijo...

Chuso, a ver si era yo...
¿No me preguntaste?
jejejejejejej :)

el fantástico amante de pástico dijo...

si, te estas volviendo loco...pronto empezaras a contestarte....

Revototal dijo...

Bueno un poco loco sí que estás, pero a mí me gustas así...y tus hijos (o tus perros) estarán igual de locos que tú, o eso espero, así que educalos bien!!

..aNa.. dijo...

Hola! he caido en tu blog por casualidad, y curiosamente yo he puesto un cuento (conocido por todo el mundo) que de alguna manera, y analizando el sentido y la esencia del cuento, se podría asemejar a la historia que tu cuentas, ya que también se habla de la bipolaridad del joven y del adulto.
un saludo.

..aNa.. dijo...

hola! ya he leido tu historia de "la oreja". y la verdad, es que a veces bastaría con solo tener una y no escuchar ciertas cosas, pero en otras ocasiones, nos hace falta una tercera para escuchar mejor lo que nos rodea.

Elías dijo...

madlenka: amén!

;)

Somos levedad dijo...

Hola ...pasewaba..y llegué hasta aquí...leí tu texto...., divertido, ameno..y quien sabe....desdoblamiento...? muy bueno...
Un saludo.